Óscar López Alba. Madrid
“La situación general de la jornada complementaria es un desastre porque, como en otras cosas, hay 17 modelos, dependiendo de cada comunidad autónoma, que lo aborda organizativamente a su manera”, denuncia Mariano Muñoz, responsable del sector de Atención Hospitalaria de CESM Murcia, y uno de los responsables del estudio junto a Mayte Lázaro, exresponsable de Atención Especializada de CESM, y Arturo García Ocaña, de Amyts. Para Muñoz el problema radica en que “la Administración juega a confundir con la denominación de complementaria, en lugar de llamarla extraordinaria. No lo hace porque contravendrían la legislación laboral. Así lo amolda a sus intereses y es la forma más barata que encuentra para atender las 24 horas al paciente, a costa de la salud del médico”, explica, indicando que “en algunas comunidades autónomas no se respetan las 48 horas semanales de trabajo”.
Entre las soluciones que propone el trabajo están que se desarrolle una normativa única en todo el Sistema Nacional de Salud (SNS) que regule la jornada complementaria, tanto presencial como localizada; exigir el cumplimiento de la normativa vigente, también la de prevención de riesgos laborales; y regular el acceso libre a las urgencias hospitalarias con posibles filtros que discriminaran qué paciente merece realmente una atención urgente. |