Redacción. Madrid Sáenz de Buruaga ha explicado la situación de “dificultad extrema” que atraviesa el sistema sanitario de Cantabria, debido a la caída de ingresos generada por la crisis, pero también a la “infrafinanciación y la falta de gestión y reivindicación de los últimos ocho años. La consejera ha cifrado en “600 millones de euros el agujero que Cantabria ha recibido como herencia”. La vicepresidenta ha planteado a la ministra las principales preocupaciones del Gobierno en materia sanitaria, centradas en el ámbito de la viabilidad, y le ha mostrado su respaldo para acometer las reformas estructurales que exige el sistema y el compromiso de que la comunidad autónoma remará en la misma dirección y cumplirá con la parte que le toca porque “es necesario cambiar casi todo para conservar lo que hay”. La consejera ha trasladado a la ministra su preocupación por la deuda farmacéutica que arrastra el sistema sanitario de Cantabria, situada al cierre de 2011 en 261 millones de euros, un tercio del presupuesto sanitario y casi 450 euros por habitante. Según ha explicado, una vez que se concrete la fórmula de financiación, Cantabria podrá cumplir con la obligación de pagar esa deuda, “que pesa como una losa sobre el sistema sanitario y sobre el tejido empresarial y productivo de Cantabria”. Valdecilla, irrenunciable La vicepresidenta ha trasladado también a la ministra que la financiación integra por el Estado del Plan Director de Valdecilla es la reivindicación con mayúsculas del Gobierno que preside Ignacio Diego y un compromiso al que los cántabros no van a renunciar.
“Es irrenunciable para los cántabros y, por tanto, también para el Gobierno de Cantabria”, ha asegurado, a la vez que ha reconocido que por su importancia es un asunto que compete al Gobierno de Cantabria y el Gobierno de España “porque es una cuestión de justicia y de lealtad institucional”. No obstante, ha apuntado que el Ejecutivo regional es consciente de que el nuevo Gobierno necesita un margen de tiempo para conocer la situación y es consciente de la dificultad del momento y, por eso, le he dicho a la ministra que “se puede discutir y negociar el cómo, pero lo que no podemos discutir ni negociar es el qué”. |