16 mar. 2016 9:40H
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Cristina Alcalá / Imagen: Cristina Cebrián. Madrid
Nacer en una clínica psiquiátrica fue más una premonición que una casualidad en la vida de Patricio Martínez, que a posteriori llevaría su carrera precisamente por esos derroteros. Madrid y Barcelona han visto crecer profesionalmente a este médico que, pese a llevar la lucha profesional impresa en su ADN,  nunca colgó la bata por atender sus responsabilidades sindicales y que ahora, desde su retiro, confiesa que de seguir en activo sería el ‘azote’ del consejero de Salud catalán, Antoni Comín. Con más de 30 años de manifestaciones a sus espaldas, el actual presidente de honor de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) se enfrenta en esta entrevista a temas tan comprometidos como el de la prescripción enfermera sin ningún tipo de tapujo y reconoce, no sin cierta tristeza, que el sindicalismo actual está “anestesiado”.

Patricio Martínez, presidente de honor de CESM.

Médico de profesión, ¿qué le llevó a elegir este trabajo?

Fue una decisión innata desde que nací, ya que vine al mundo en el psiquiátrico de Ciempozuelos (Madrid), en 1940, porque el parto de mi madre llegaba con ciertas complicaciones.

Imagino que de ahí llegó su inclinación por la Psiquiatría.

Sí, aunque la primera carrera por la que opté fue una Ingeniería gracias a una beca de los Jesuítas. Pero pronto me di cuenta de que no era lo mío. Lo dejé para trabajar en la obra y ganar dinero con el que costearme la carrera de Medicina.

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