Ha resistido la presión mediática del caso Gürtel y se ha acercado a los profesionales sanitarios



1 ene. 2014 12:10H
SE LEE EN 1 minuto
Este 2013 que ya acaba ha sido un año de contrastes para la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad Ana Mato. Recién cumplido su segundo año al frente de la cartera que le confió el presidente Mariano Rajoy en diciembre de 2011, por un lado le ha tocado vivir la cara más amarga de la política, entremezclada con su vida personal, y por otro se ha acercado a los profesionales sanitarios, buscando un pacto con ellos.

Ana Mato, durante una sesión de control al Gobierno en 2013, en el Congreso de los Diputados.


En el transcurrir de estos 365 días, la imagen que los ciudadanos tienen de Mato ha sufrido un notable desgaste, y su nombre ha entrado en la mayoría de las quinielas de los ministros que saldrían del Ejecutivo si hubiera una crisis de Gobierno. En septiembre de 2012, la ministra era valorada con un 3,69 sobre 10 por los ciudadanos en el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En octubre de 2013 esa nota descendía hasta el 1,99, siendo el segundo integrante del equipo de Rajoy peor valorado en esta encuesta, solo superada por el responsable de Educación José Ignacio Wert.

Lea el reportaje completo en la nueva edición de 'Revista Médica'
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.