Resulta más fácil de insertar y se reabsorbe a largo plazo

'Stent' bioabsorbible, vanguardia en intervencionismo cardiaco
Felipe Hernández, coordinador de la Unidad de Hemodinámica en el Hospital 12 de Octubre de Madrid.


28 oct. 2016 13:10H
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POR @JAVIERBARBADO
Los cardiólogos han dado a conocer, en el Congreso de las Enfermedades Vasculares de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), una nueva terapia con stents bioabsorbibles que se espera generalizar una vez se confirmen las ventajas que supone su reemplazo por los metálicos convencionales, tal como ha ratificado a este periódico el coordinador de la Unidad de Hemodinámica del Hospital 12 de Octubre, también de la capital, Felipe Hernández.

A diferencia de estos últimos, los nuevos stents –que Boston Scientific comercializará a partir de 2017– están hechos de un material biocompatible que se reabsorbe por el organismo al cabo de unos tres o cuatro años, tiempo suficiente para que la arteria coronaria recupere su fisiología y prescinda, por añadidura, de todo rastro metálico que dé pie a posibles trombosis tardías, circunstancia descrita en la literatura médica, aunque poco frecuente, según ha matizado Hernández.

“Nuestro objetivo, que presentamos en el Congreso, consiste en dar a conocer un registro multicéntrico en el que hemos utilizado esta clase de stent bioabsorbible en una muestra de 2.500 pacientes, expandiendo sus indicaciones y confirmando dos aspectos trascendentales para nosotros como son su eficacia y su perfil de seguridad”, ha revelado.

Perfil del paciente al que se le implanta esta solución

En cuanto al perfil del enfermo que se beneficia de las primeras indicaciones de los nuevos stents, Hernández apunta al de un paciente menor de 60 años y, en general, un promedio de edad inferior al habitual en esta clase de intervenciones habida cuenta del buen pronóstico esperable. “Nuestra intención es que el stent se integre en la arteria nativa, corrija su función y se reabsorba al cabo de los años restableciendo la fisiología arterial coronaria”, ha precisado.

Asimismo, “se aplica de forma habitual en lesiones no especialmente tortuosas y poco calcificadas, y también en caso de síndrome coronario agudo o infarto de miocardio, esto es, en situaciones en las que la causa de la obstrucción de los vasos se debe más a una alteración trombótica que al acúmulo de placas de ateroma”, ha razonado.
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