Con todo, auqura un futuro prometedor para las compañías del sector



31 ago. 2014 15:08H
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Eduardo Ortega Socorro / Imagen: Pablo Eguizábal y Miguel Ángel Escobar. Madrid

Pilar de la Huerta.

Pilar de la Huerta, consejera delegada de Sygnis, considera que el futuro de las compañías biotecnológicas es prometedor, aunque no niega que, en el caso de las europeas, se trata de un horizonte que depende de las inversiones de los sistemas sanitarios públicos europeos. Respecto a esta cuestión, De la Huerta, en entrevista concedida a Redacción Médica, considera que España no está sacando el jugo que podría a la biotecnología, ya sea nacional o foránea.

¿En qué consiste el negocio de Sygnis?

Sygnis se dedica a elaborar herramientas que faciliten la medicina preventiva. Entre las técnicas que se están empleando para ello está la secuenciación del ADN. EL futuro de la medicina pasa por lo que llamamos medicina personalizada. Y hay datos suficientes que indican que no todos los pacientes pueden ser tratados con los mismos medicamentos con los mismos resultados. Esto se debe a que el perfil genético de cada uno influye en el pronóstico de la enfermedad y la respuesta a un fármaco concreto. Para hacer estudios e información necesaria para correlacionar los datos tenemos que investigar el ADN y el genoma de los pacientes para correlacionar respuestas, pronósticos de enfermedad, desarrollo de la dolencia… Con la lectura de ese genoma. Nosotros los que hacemos son herramientas dedicadas a este tipo de investigaciones.

La actividad, normalmente, de las biotech se basa en dar con un producto, descubrirlo, y luego desarrollarlo con una multinacional. ¿Cuál es su estrategia en este sentido?

Somos un poco distintos a la biotecnología al uso. La que todos tienen en mente son las que desarrollan fármacos. Y eso implica diez, 15 años de desarrollo, ingentes cantidades de dinero para llevar el medicamento al mercado… Nosotros desarrollamos herramientas, un proceso que hasta su comercialización tarda, desde su descubrimiento, dos o tres años, como mucho. El dinero que se necesita para ello suele ser bastante reducido, entre otras cosas, por los ensayos clínicos, que en nuestro caso normalmente no son necesarios, para respaldar lo que estás desarrollando. Tampoco es necesario que una agencia reguladora apruebe nada. Por ello se asume menos riesgo y hay que poner menos recursos sobre la mesa.

No necesitamos que nadie nos apoye para desarrollar un producto. Sin embargo, sí que necesitamos a alguien que lo comercialice. La razón es que el mercado de herramientas que utilizan los laboratorios que investigan en biotecnología y farmacia está muy copado por multinacionales que ya tienen más del 90 por ciento del sector. Un laboratorio pequeño que quiera trabajar a nivel mundial en este ámbito no la va a conseguir nunca por sí solo. Necesita que una de las grandes apoye su herramienta y sea la que introduzca la herramienta en el mercado y la convierta en un estándar. Eso es lo importante.

¿Ya tiene Sygnis alguno de estos acuerdos en marcha?

Sí. Actualmente tenemos uno firmado con una compañía alemana líder en el sector, Kim. En noviembre lanzaron una de nuestras herramientas, una polimerasa con unas características muy mejoradas respecto a lo que había en el mercado. Lo que ellos han desarrollado a partir de ellas son kits para amplificar ADN muy sofisticados, que pueden hacerlo a partir de una única célula.

Ahora estamos desarrollando otra polimerasa con otras características y otras ventajas, y estamos en contacto con cuatro grandes compañías líderes en el mercado de secuenciación del genoma de nueva generación. Para hacerlo más fácil, más barato y de más fácil manejo.

La CEO de Sygnis explica su visión del negocio biotecnológico.

Este producto, que parece el siguiente paso en la secuenciación del genoma, ¿permitirá establecer en España la medicina personalizada?

Favorecerá y ayudará a ello. Hay una gran carrera para que se pueda secuenciar de una manera muy rápida. Además, los aparatos, en vez de necesitar expertos para su manejo, cualquier técnico de hospital podrá llegar a manejarlos y en lugar de costar cada secuenciación miles de dólares podría costar solo mil. Ahí están apostando grandes empresas como Illumina, Roche, …Ese es el futuro. De aquí a unos años podremos ver en cada hospital una máquina de sencillo manejo en la que se podrá secuenciar el genoma entero o parte de él para obtener información genética sobre el paciente que ayude al médico tanto a diagnosticar como a decidir qué tratamiento emplear.

Varias agencias de inversión están poniendo su foco en las compañías biotecnológicas. ¿Cree que es un buen momento para invertir en biotecnológicas?

Sí lo creo. Primero porque si hubo algún momento de ‘boom’, con la crisis desgraciadamente ha desaparecido. Si miramos a las empresas cotizadas de biotecnología , la mayoría tienen un portfolio fantástico, una perspectiva de crecimiento enorme… Pero su valoración en Bolsa es escasita. Por tanto, desde el punto de vista de la inversión, creo que es un buen momento. Segundo, a pesar de la crisis, el nivel de ciencia no se ha visto resentido. Hay unos grandes avances tecnológicos que van a acabar en el mercado favoreciendo y mejorando las condiciones sanitarias de los enfermos.

Por tanto, sí creo que es un buen momento para invertir en biotecnología, conociendo que la biotecnología implica riesgo. Nadie que espere con total seguridad una rentabilidad equis debería invertir en biotecnología. Es un sector de mucho futuro, que a largo plazo seguro que acaba generando beneficios para el que invierte, pero siempre con una mirada a largo plazo. En el corto plazo, la investigación pocos frutos suele dar.

Esto recuerda mucho al modelo de la industria farmacéutica, que se sigue enfrentando a un cambio de paradigma que sigue sufriendo. ¿Las biotecnológicas ya se han enfrentado a esto, o todavía está por venir?

Obviamente, las biotecnológicas, sobre todo las que están relacionadas al desarrollo de fármacos, están vinculadas al futuro de las farmacéuticas.  Lo que ocurre es que en el mundo de la biotecnología hay distintos modelos de negocio. Yo dividiría lo que son las biotecnológicas que son las desarrollan fármacos de las que desarrollan herramientas de diagnóstico, que son cosas distintas. En estas últimas, puede darse un futuro diferente, porque no están tan vinculadas.

¿Y qué tipo de horizonte se dibuja entonces?

Pues uno prometedor. Dependerá mucho también de cómo se aborde en Europa la inversión en el sistema sanitario. Grandes políticas de recortes que inhiban la implementación de herramientas para tener nuevos enfoques de medicina personalizada en el sistema público van a tener una repercusión negativa en todas las biotecnológicas dedicadas a la salud, dado que es su gran negocio.

En Estados Unidos es diferente: tienen otro modelo de negocio  y un perfil de inversor distinto, que sabe perfectamente en lo que está invirtiendo y apuesta por el riesgo.  Tiene capacidad para evaluar la tecnología por la que apuesta, cosa que no ocurre en Europa, donde hay muy pocos inversores especializados capaces de evaluar qué es lo que hay detrás de lo que se va a invertir.

Son mercados muy distintos, pero a esto se suma que Europa tiene perfil cada vez más cauto a la hora de incluir grandes innovaciones dentro de la sanidad pública, ni más ni menos que por un tema de coste. El mundo biotecnológico se basa en la capacidad que se tenga de introducir los avances dentro de la sanidad pública. La medicina privada existe, pero no deja de ser un nicho reducido.

Pilar de la Huerta y Eduardo Ortega, periodista de Redacción Médica, durante la entrevista.


¿Cree que el SNS le saca el jugo que puede a la biotecnología española y foránea, basándose en criterios de coste-eficacia?

Creo que no. El problema en general, y es algo que ocurre también en otros países, es que cuando el sistema político se plantea analizar si algo es coste-eficaz lo analiza en el corto plazo. Desgraciadamente, cuando yo introduzco una prueba diagnóstica que predice si alguien va a sufrir una dolencia, por ejemplo cáncer de colon, esta prueba supone inicialmente un coste adicional. Que a 10 años vista yo pueda extrapolar que si se diagnostica el cáncer de colon en un estadío muy precoz se obtienen unos ahorros tremendos no  deja de ser una extrapolación. Lo que se busca es lo coste-eficaz ya, hoy y de forma inmediata. Y eso pocas veces se encuentra u ocurre.

La reducción de costes vendrá cuando se dé una medicina preventiva que nos lleve a tratar a la gente en situaciones más sencillas en las las necesidades sanitarias del paciente sean menores y menos costosas. Pero el sistema sanitario está más preocupado por un reducción de costes hoy sin mirar qué va a pasar en el futuro.

Esta forma de actuar está pasando en varios países europeos. En España se está notando bastante. En consecuencia, no es que España no se esté aprovechando de la biotecnología española, sino que España no se está aprovechando de la biotecnología en general, y tampoco de la medicina personalizada, excepto en casos muy claros y excepcionales como el cáncer de mama.

¿Están los profesionales españoles formados y preparados para el uso de las nuevas herramientas de diagnóstico?

En España hay muy buenos profesionales en general, y creo que sí los hay capacitados para utilizar o entender las ventajas que puede aportar una herramienta innovadora que pueda suponer un valor añadido en el campo del diagnóstico o en el de una terapia. También es verdad que tampoco podemos generalizar. ¿Está todo el sistema sanitario para estas técnicas? No, la respuesta sería no.

Pero sí que creo que si desde el Estado se comenzar a impulsar que se preparara a los sanitarios para el uso de estas herramientas, acabarían aprendiendo. Pero claro, tampoco hay dinero para implementar estas herramientas... Es como la pescadilla que se muerde la cola.

Solo unos minoritarios las utilizan y no hay una política generalizada para que los médicos las empleen y aprendan a usarlas. Hay muchos profesionales que lo hacen y además las promueven, pero son minoritarios.

¿Sygnis ofrece formación sobre los productos que oferta?

Nuestro cliente es la gran multinacional, que siempre está muy abierta a que se le explique cómo se usan las herramientas. Cuando venden el producto final a los centros sanitarios, tienen una fuerza de ventas especializada que en general sí intenta enseñar al técnico, al médico o a la persona que corresponda a utilizar de forma adecuada la herramienta.

Creo que las multinacionales en general sí que contemplan esta cuestión y lo intentan abordar. ¿Con qué grado de eficacia? Dependerá de las zonas, de los centros...
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