Gestión profesional, profesionales de la gestión, gestión clínica, clínicos gestores, profesional clínico gestor, etc., ¡hay tantas combinaciones con estas palabras! Pero la base de todo es la misma, gestión y profesionales.

No siempre los grandes filósofos, los grandes escritores, políticos o pensadores hacen frases estupendas que nos valen para iniciar e ilustrar un artículo. En esta ocasión me quedo con esta frase de Michael Jordan, uno de los más grandes jugadores de baloncesto de la historia: “algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasará, otras hacen que suceda”. El cambio, la profesionalización en todos los ámbitos de la Sanidad, la innovación, no debe quedar en querer o soñar, se debe hacer que suceda. Llevamos años dando vueltas al tema, escribiendo mucho, proponiendo, experimentando, fracasando, y la realidad es que todo está por hacer. Por ello es hora de hacer que suceda.

Esta nueva tribuna se podría entender como la continuación a la anterior titulada “¿Profesionaliza...que? 'Postureo' y política sanitaria”. Escribía ese artículo tras ver cómo concluía el plazo de presentación del proyecto de ley que el Gobierno de Madrid tenía que presentar tras la aprobación unánime de la Asamblea de Madrid que ordenaba su elaboración. Era un paso importante en la profesionalización, creación de órganos de gobierno, transparencia, etc. de las Instituciones Sanitarias. Se esperaba con cierta esperanza, había interés por ver este cambio y como se plasmaba en una Ley. Y al final llegó el anteproyecto, tarde pero llegó.  Y sinceramente, creo que además de tarde, también mal planteada. Tiene toda la pinta de ser una Ley redactada con prisa, como si hubieran visto que se terminaba el plazo y no habían cumplido, como un querer salir del paso presentando cualquier cosa, que es lo que han hecho.

Imagino que en el pensamiento de los “redactores”, de los responsables de hacer este anteproyecto, había una idea que sobrevolaba. Esta idea era que ¿para qué me voy a esmerar en hacer una redacción correcta, que recoja el mandato y el espíritu del acuerdo, si al final será la oposición la que por enmiendas haga su propia Ley? De otra forma no se explica la redacción que se ha presentado. Sinceramente, creo que no se ajusta a lo acordado, que deja todo por hacer, que no concreta nada, es muy ambigua, y hace honor a esa frase conocida entre los políticos y administradores que dice “Ustedes hagan la Ley, que yo haré el reglamento”.

Esto da una idea de lo que preocupa a nuestros políticos gobernantes la Sanidad y sus problemas. Se hace ya imprescindible acometer una profunda reforma, un cambio en las organizaciones sanitarias, en los modelos de gestión, introducir cambios encaminados a la profesionalización de la gestión, y, en definitiva, tomarse más en serio la Sanidad, que no debemos olvidarlo, se financia con los impuestos de los ciudadanos, es el servicio público más valorado, al que todos tarde o temprano debemos acudir, y que representa el 45% del gasto de las diferentes Comunidades. Tomárselo a broma y no querer asumir que es un reto que debemos afrontar, que será complicado para todos, que generará muchas resistencias y que dará muchos quebraderos de cabeza, es no entender nada. Se debe sentar a la misma mesa a los partidos políticos, los que gobiernan y la oposición, a los representantes de los trabajadores, a los ciudadanos y sus organizaciones, a los pacientes y sus asociaciones, etc. y encerrarse en un cuarto hasta que se llegue a un acuerdo, un pacto, que deje claro qué queremos hacer con nuestra Sanidad, que se determine hacia dónde vamos, cómo se hace, en que plazos, con que bases, etc. y rubricar ese gran Pacto por la Sanidad que tanto anhelamos, que despeje definitivamente el miedo a su futuro y que la Sanidad sea algo tan consustancial al derecho de los ciudadanos, que nadie pueda hacer política partidista de ella, que nadie utilice la sanidad como arma electoral, que se asuma que la sanidad es de todos y entre todos debemos gestionarla y cuidarla.

No sé si lo veré, pero no solo lo quiero, lo sueño, sino que también estoy dispuesto a hacer que suceda. ¿Lo estamos todos? Esta es la gran pregunta, y no doy mi respuesta, prefiero dejar que cada lector piense la suya.

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