EDITORIAL
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4 sept. 2014 21:25H
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La sanidad ha estado bien visible en los discursos que los presidentes madrileño y castellano-manchega, Ignacio González y Mª Dolores de Cospedal, han pronunciado ante sus respectivas asambleas regionales en los debates sobre el estado de la Comunidad de Madrid y de Castilla-La Mancha. No es habitual escuchar a presidentes que conceden tanta importancia a la sanidad y la verdad es que es muy de agradecer porque no es sino la constatación de la creciente importancia, sobre todo social, de nuestro sector.

De Cospedal, mucho más que la presidenta de Castilla-La Mancha, ha dicho que el Sescam es viable y sostenible, que bien se puede interpretar como que la prioridad del PP para con los servicios públicos de salud es que sean, en efecto, viables y sostenibles. Cualquier otra consideración es en este ámbito completamente secundaria.

En realidad, la presidenta cierra con esta declaración un círculo abierto con otra pronunciada al principio de legislatura y que venía a decir todo lo contrario: que el Sescam estaba en quiebra y que habría que tomar medidas dolorosas para salvarlo. Algunas se tomaron, otras se enunciaron y no se llevaron finalmente a cabo. Sea como fuere, lo cierto es que la gestión del consejero Echániz y de su lugarteniente Luis Carretero ha posibilitado un giro radical en las perspectivas de la sanidad castellano-manchega, que se ha convertido en un valor al alza en la acción de gobierno popular en esta región. Tanto es así que la presidenta ha lanzado una propuesta últimamente casi prohibida a cualquier administración pública: el anuncio de la construcción de un hospital, concretamente en Puertollano (Ciudad Real).

Positiva y esperanzadora ha sido también la intervención de Ignacio González en la Asamblea de Madrid, donde ha resonado el envite del presidente a los amigos de las comparaciones y de los rankings: Madrid tiene la mejor sanidad de España. Es muy posible que así sea, pero más importante que determinar si esa afirmación cuenta con evidencia científica, lo es la impresión de que, en efecto, en la sanidad madrileña se percibe desde hace unos meses otro ambiente, mucho más agradable que el que hubo en los últimos años.

En esta nueva situación de sosiego institucional y profesional, la sanidad madrileña recibe con mejor disposición anuncios como los efectuados por el presidente, como la esperada apertura del hospital de Collado Villalba, los incrementos de las plantillas sanitarias o la creación del Instituto de Medicina Legal.

Parecen por tanto definitivamente superados los tiempos convulsos que la sanidad de Castilla-La Mancha y, sobre todo, la de Madrid han vivido en los últimos años, al hilo de la adopción o anuncio de medidas de gestión difíciles que, en algunos casos, generaron una importante controversia. En concreto, la externalización de la gestión sanitaria de hospitales públicos ha sido el gran proyecto que, finalmente  y  por diferentes vicisitudes, no ha sido posible llevar a cabo; en Castilla-La Mancha, porque no hubo necesidad de generar los ahorros buscados y en Madrid porque los obstáculos que fueron sobreviniendo fueron al final demasiados. En suma, razones políticas, absolutamente soberanas y seguramente motivadas, que sin embargo no entran en la esencia del debate sobre la idoneidad o no de la colaboración público-privada, que Redacción Médica ha venido defendiendo y seguirá haciéndolo.

Olvidadas las polémicas, la sanidad se convierte en un punto fuerte para lanzar la candidatura electoral de González y De Cospedal, dos valores en alza del PP en sus respectivas autonomías que ya tienen entre ceja y ceja las elecciones autonómicas del año que viene.  

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