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20 sept. 2016 20:50H
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Al plantear la estructura argumentativa de esta nota nos han entrado serias dudas sobre empezar justificando la necesidad de un cambio en el modelo productivo de bienes y servicios vigente en España, por otro en sintonía con los descubrimientos científico-técnicos que cada día nos sorprenden, en definitiva, en sintonía con las innovaciones basadas en la investigación y el desarrollo tecnológico (I+D+i).
 
Aunque algunos valoramos tal cambio como necesario, nuestros dirigentes políticos, sindicales y empresariales se limitan a prometer el ponerse manos a la obra, pero la realidad es que, cada uno en su ámbito de responsabilidad, es incapaz de ir seriamente más allá de sus promesas (incumplidas).
 
Estamos convencidos que la inmensa mayoría de los lectores de esta nota también opinan favorablemente para que el necesario cambio de modelo productivo se produzca; por ello, nos abstenemos de justificar su necesidad. En todo caso, para los que aún dudan, sería recomendable la consulta de los recientemente publicados European Innovation Scoreboard 2016 y Regional Innovation Scoreboard.
 
Si la premisa de partida es la necesidad del aludido cambio de modelo productivo en favor de otro vinculado a la I+D+i, entonces no queda más remedio que atender a las previsiones del Foro Económico Mundial de Davos (FEM), formuladas a través de su Consejo de Tecnologías Emergentes (CTE).
 
Antes de continuar nuestra exposición, queremos aclarar que el FEM no es nuestra referencia en lo que concierne a sus diagnósticos y previsiones económicas y sociales; ello no nos impide estar atentos a lo que el FEM plantea; ya saben: para algunos, palabra de Davos es como palabra de dios.
 
Dicho esto, el aludido CTE ha establecido las 10 tecnologías emergentes de 2016. De ellas, las cuatro que siguen vinculan las Tecnologías Facilitadoras Esenciales con lo BIO:
 
  • Ingenierías de sistemas metabólicos para la producción de productos químicos y naturales. Se trata de modificar genéticamente vías metabólicas para producir nuevos productos o hacerlo de manera mucho más eficiente, transformando a microorganismos en fábricas de productos más eco-sostenibles. Un ejemplo es la creación de cepas de levadura que hacen opioides para el tratamiento del dolor.
  • Optogenética. Mediante la introducción de genes de terceros en ciertas células, estas sintetizan proteínas sensibles a la luz, lo que permite estudiar mejor el funcionamiento de dichas células. Es una técnica prometedora para comprender mejor los traumas y las enfermedades neurodegenerativas.
  • Nanosensores para el internet de las nanocosas. En el campo de la Biología, los nanosensores permiten localizar proteínas producidas por tumores.
  • Órganos en chips. Es posible evitar la experimentación con animales de nuevos fármacos gracias al desarrollo de minimáquinas que imitan con precisión órganos humanos y, por tanto, su respuesta fisiológica a los tratamientos a los que se someten. 
 
Si los derroteros de un modelo productivo basado en el conocimiento van a ser los que adelanta el CTE del FEM, es lícito preguntarse cómo afecta esta predicción, que ya tiene mucho de presente, al reciclaje profesional de los biólogos y a la adecuación de los actuales planes de estudio del Grado en Biología y de los Masters “Bio” a las exigencias del mercado laboral a las que se enfrentarán los futuros biólogos.
 
A buen seguro, la respuesta a este interrogante la estarán encontrando los actores que intervienen responsablemente en los ámbitos educativo y profesional de la Biología en la Comunicación de la Comisión ‘Una Nueva Agenda de capacidades para Europa -  Trabajar juntos para reforzar el capital humano, la empleabilidad y la competitividad’.
 
La Agenda, que busca un compromiso compartido de estos actores para reformar una serie de ámbitos, se centra en tres áreas principales: desarrollar unas capacidades (profesionales) de mayor calidad y más adecuadas; facilitar la visibilidad y la comparabilidad de las capacidades y las cualificaciones (profesionales); mejorar la información estratégica y la documentación sobre las capacidades para tomar decisiones informadas respecto a la formación y a las carreras profesionales.
 
Ciertamente, puede haber responsables del ámbito de la enseñanza universitaria de la Biología que se resignen a que en España siga vigente el “que inventen ellos”, por lo que será congruente con esta posición que dichas personas no planteen cambios en los planes de estudios de Biología.
 
También puede ocurrir que responsables del ámbito profesional de la Biología consideren que en España todo va a seguir igual, dado que fracasaron los gobiernos de Rodríguez Zapatero y de Rajoy Brey en sus intentos de cambiar el statu quo profesional y que también fracasará el futuro gobierno de España en este empeño, por lo que tampoco va a merecer la pena hacer esfuerzo alguno en identificar las nuevas fronteras del ejercicio de la profesión de biólogo en España.
No obstante, ni unos ni otros deben confiarse, porque ya están quienes desde hace años se están moviendo para que las fronteras formativas y profesionales, aún difuminadas, vuelvan a ser nítidas e infranqueables para los biólogos, como ya lo fueron antes de los Reales Decretos 1.665/1991 y 693/1996.
 
Artículo escrito en colaboración con Antonio Palomeque Peinado, decano del Colegio Oficial de Biólogos de Extremadura. 


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