Desde el inicio de 2015 hasta su quinto día, en esta publicación digital ha aparecido el artículo “¿Es posible gestionar sin políticos?”, firmado por Julián Ezquerra, persona que no conozco. Su respuesta a su pregunta es afirmativa; su tesis defiende el desvalor de la “política sanitaria” ante el plusvalor de la “gestión eficiente y profesional; mientras esta estaría llevada a cabo por “gestores formados con un modelo MIR de gestión, con la implicación en la gestión de los clínicos”, la “política sanitaria” actualmente es desarrollada por personas caracterizadas por “su habitual falta de profesionalidad” debido a que “han accedido al cargo por ‘ser amigo de …’, por ‘haber sido …’ o por ‘recolocar al caído’, etc”.

Sin entrar en el debate ideológico sobre la democracia representativa versus el gobierno de técnicos, que subyace en el artículo de referencia, y manteniéndome estrictamente en el ámbito sanitario, afirmo que su planteamiento es muy maniqueo, muy de película de buenos y malos, porque la realidad que llevo observando en nuestro sistema sanitario no es la expuesta en dicho artículo. Veamos algunos ejemplos que, al menos para mí, cuestionan la tesis que defiende Julián Ezquerra.

Por lo que respecta a responsables de “política sanitaria” de máximo nivel, durante los años de servicio en el Ministerio de Sanidad de los ministros de Sanidad Ernest Lluch Martín, José Manuel Romay Beccaría y Celia Villalobos Talero se desarrollaron diversos aspectos de nuestro acceso a las distintas especialidades sanitarias que conforman el Laboratorio Clínico. ¿Qué tienen en común estos ministros? Pues que no son médicos y, por tanto, no tienen prejuicios, ni reservas mentales ni actitudes corporativistas de rancio abolengo, demostradas sin rubor por ministros,  consejeros y demás altos dirigentes de las Administraciones sanitarias que sí lo son y que, desde su posición político-administrativa, han impedido e impiden sistemáticamente el desarrollo profesional de los no médicos en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Desde mi punto de vista, aquellos tres ministros actuaron muy correctamente y sobre todo, hicieron justicia.

Por lo que concierne a “gestores formados con un modelo MIR de gestión, con la implicación en la gestión de los clínicos”, traigo a colación dos ejemplos concretos que, de nuevo, cuestionan la tesis de Julián Ezquerra.

Primer ejemplo. La distribución hospitalaria de las plazas de Interno Residente para 2015 está recogida en la Orden SSI/1674/2014, de 10 de septiembre.  A propuesta de los responsables de los distintos servicios, departamentos o unidades, los centros sanitarios deciden qué titulación académica debe acreditar quien aspire a servir en las plazas ofertadas. Pues bien, si fijamos nuestra atención en la especialidad sanitaria de Análisis Clínicos en Andalucía, observamos que de las 10 plazas ofertadas, 9 son para farmacéuticos, 1 para médicos, 0 para biólogos y 0 para químicos. Es lícito preguntarse si es pura casualidad o ha habido algún tipo de conspiración para favorecer a una profesión en detrimento de las otras tres.

Segundo ejemplo. Ante la ausencia de regulación de la Genética Humana en la Sanidad, los hospitales fueron creando sus grupos de trabajo sobre esta materia, inicialmente servidos por biólogos, puesto que somos los titulados que más formación académica tenemos en esta disciplina. A partir de 2008, y ante la perspectiva de que se creara la especialidad sanitaria de Genética Clínica, los responsables de servicios, departamentos o unidades que tenían los referidos grupos de trabajo fueron eliminando a los biólogos, situando en su lugar a especialistas sanitarios en Análisis Clínicos, entre los que no predominamos los biólogos. El maldito corporativismo ha dado lugar a una pérdida de calidad del servicio prestado en Genética Clínica.

¿Ante quién responden estos “gestores formados con un modelo MIR de gestión, con la implicación en la gestión de los clínicos” que acabo de semi-señalar? Supongo que responden ante Dios y ante la Historia, porque ante los ciudadanos, no;  por ejemplo, yo no tengo ninguna posibilidad de cuestionar las decisiones que acabo de describir y exigir una explicación racional y razonada de las mismas. En cambio, los responsables de la “política sanitaria” sí responden ante los ciudadanos, como mínimo a través de procesos electorales y de los grupos políticos en las cámaras representativas, mecanismos necesarios que, por otra parte, se están revelando como insuficientes.

Posiblemente, la tesis de Julián Ezquerra se fundamenta en que, demasiadas veces, los políticos sirven intereses de grupos de presión en vez de cumplir su compromiso adquirido a través de sus respectivos programas electorales; si fuera este el origen de su posición, coincido con ella. Ahora bien, los “gestores formados con un modelo MIR de gestión, con la implicación en la gestión de los clínicostambién sirven a intereses de grupos de presión, de distinta naturaleza, claro está.

En definitiva, mi tesis es distinta de la que sostiene Julián Ezquerra; yo considero que no debe ser posible la gestión, ya sea sanitaria, ambiental, socio-laboral, educativa, de defensa, …. sin el control democrático de los ciudadanos, o sea, sin política.

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