Los Españoles, que son muy sabios, han dejado muy claro en la última encuesta del CIS, publicada en estos días, que en España se necesita más inversión en Sanidad. En concreto el 64% opina que  las distintas administraciones públicas destinan muy pocos recursos a Sanidad de los impuestos que pagamos.

Nuestras Administraciones –de cualquier color político- tienen que ser conscientes de que los recortes en salud han sido excesivos. En concreto, la Inversión Sanitaria Pública del año 2013 ha sufrido un 12,6% de recorte con relación a la realizada en el año 2009, mientras que en la inversión Pública total (gasto público consolidado según Eurostat) el recorte ha supuesto un 5,2% (menos de la mitad).

Mientras tanto nuestro Sistema Sanitario sigue obteniendo unos resultados en salud excelentes, pero esta situación y el tremendo esfuerzo que están realizando los profesionales sanitarios -especialmente los médicos- no se pueden mantener por mucho más tiempo, sin que se resienta la calidad asistencial y los resultados en salud.

Por otro lado, nuestro Sistema Nacional de Salud debe garantizar la equidad y el acceso a la protección de la salud en  condiciones de igualdad efectiva a todos los ciudadanos, pero nos encontramos con unas inversiones por habitante y año en las diferentes CCAA, que varían en el año 2014 entre un máximo de 1.582 euros y un mínimo de 1.042 euros, con una media de 1.233 euros. Resumiendo hay una diferencia de 540 euros, más del 50% y cada año crecen. Estas grandes diferencias y sobre todo su crecimiento, están poniendo en grave riesgo un principio básico de nuestro sistema sanitario, están poniendo en riesgo la equidad.

Si nos fijamos en la parte que de los presupuestos sanitarios públicos se destinan a Atención Primaria, podemos comprobar cómo año tras año el porcentaje disminuye, hasta llegar en el 2014 este porcentaje a un escaso 14,6%, cuando es Atención Primaria la que soluciona aproximadamente el 90% de los problemas de salud que acuden a sus consultas.
Este porcentaje no ha parado de descender, hasta tal punto que de suponer el 20,2% en el año 1982, pasó al 16,6% en 1992, al 15,5% en 2002, el 14,8% en 2012 y continúa su descenso. Difícilmente se podrá seguir manteniendo, por mucho más tiempo, una Atención Primaria resolutiva, eficiente, eficaz y de calidad con un presupuesto tan escaso y discriminatorio.

Con estos presupuestos insuficientes para Sanidad y especialmente para Atención Primaria, en 2015 de nuevo se han perdido plazas de Médicos de Atención Primaria y las sustituciones por ausencias están al mínimo, lo que se traduce en incremento de cargas de trabajo, consultas saturadas y demoras excesivas en demasiados Centros de Salud y Consultorios.

La encuesta que a finales del año pasado realizaron las vocalías de AP, sobre más de 4.500 médicos de Atención Primaria, ofreció resultados alarmantes.

Más de la mitad de los Médicos Familia encuestados tenían cupos de más de 1.500 personas, lo que se traducía en que el 40% atendían más de 40 consultas diarias en situaciones normales y con la escasez de sustituciones, en situaciones especiales de demanda y periodos vacacionales el 75% se veían obligados a atender más de 40 consultas diarias y en muchos casos –demasiados- sobrepasar las 50 consultas día.

Con estas cargas de trabajo tan altas, concentradas y aumentadas en el medio urbano, habían aumentado las demoras en las citas, hasta llegar en condiciones normales a que más de la mitad de los médicos encuestados tenían demora en las citas y en situaciones especiales (incremento de demanda y periodos vacacionales), casi el 70% tenían demora. Estos datos sobre demoras en las citas con el médico de cabecera,  fueron corroborados por el CIS, en una encuesta que hizo en las mismas fechas, preguntando a más de 5.000 pacientes.

Estas demoras, en demasiadas ocasiones llegan a superar 4 o 5 días, lo que puede provocar finalmente una saturación de urgencias y un mayor coste para el SNS.

Además en las tres variables (cupo, citas diarias y demora) las diferencias entre las distintas CCAA eran muy importantes, lo que de nuevo pone en riesgo la equidad en el acceso a los Servicios Sanitarios de los Españoles.

Necesitamos presupuestos finalistas equitativos para Salud, que respondan a criterios objetivos (edad y dispersión entre otros), gestionados eficientemente por los 18 Servicios de Salud (17 CCAA e Ingesa). Debe acabarse con la precariedad laboral, ofreciendo contrataciones estables y a tiempo completo para evitar la fuga de nuestros médicos jóvenes que perfectamente formados se ven obligados a emigrar a países de nuestro entorno donde les ofrecen estabilidad y condiciones del ejercicio de la profesión infinitamente mejores de las que encuentran en España.

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