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2 ago. 2015 20:13H
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Aunque el borrador oficial se filtró hace menos de una semana, el Ministerio de Sanidad lleva dando apuntes sobre el contenido del real decreto de precios y financiación de los medicamentos y los productos sanitarios desde hace más de dos años. Precisamente, en una ocasión en la que Agustín Rivero abordaba el contenido de este documento en el marco de los conocidos cursos de veranos de la UIMP de Santander en 2013, el director general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia también avisó de una de las líneas maestras que iban a seguir las políticas para costear medicamentos en el futuro: más y mejor innovación por menos dinero.

Aquellos días esa idea podía resultar contradictoria, y los representantes de la industria que escucharon las palabras de Rivero las consideraron un canto al sol, unas intenciones que no se podrían cumplir puesto que no dejaban de ser contra natura que un medicamento innovador fuera a ser más barato que sus predecesores.

Sin embargo, las mismas voces que en el pasado no se creyeron las pretensiones de Sanidad, hace meses que agachan la cabeza ante unas políticas de precios que los laboratorios no habían visto en España hasta ahora.

Y es que Rivero, poco a poco, ha cumplido con los designios planteados. De un momento en el que la innovación farmacológica era inasumible para el SNS, se ha pasado a un contexto en el que las innovaciones incrementales (e incluso disruptivas) son más baratas que sus antecesoras, todo con tal de hacerse un hueco en la financiación pública de medicamentos. Un ejemplo de esta situación ha sido lo sucedido con la hepatitis C: según una negociación muy bien gestionada por parte del Ministerio de Sanidad (una jugada maestra en la que el departamento manejó la sucesiva comercialización de medicamentos en esta patología infecciosa con la habilidad de los mejores tahúres) se lograron precios más bajos para Harvoni y la combinación de Viekirax y Exviera que los que se dieron para el polémico sofosbuvir.

Esto se ha logrado no solo negociando precios. Los nuevos acuerdos de techo de gasto, de riesgo compartido, de pago por volumen... En definitiva, las nuevas fórmulas de financiación, que han llegado para quedarse, como bien indica el citado RD de precio, están siendo una muleta fundamental para atenuar los costes de las innovaciones.

Sin embargo, este esquema de las cosas (que, sin embargo, es común con muchos países europeos) tropieza con una gran piedra en el camino en el corto plazo. Se trata de las nuevas terapias inmuno-oncológicas, una serie de fármacos que llegan para revolucionar el tratamiento del cáncer, pero a un coste también revolucionario, según los expertos, dado que los precios de estos productos estarán por encima de lo acostumbrado incluso en esta área terapéutica en la que los costes elevados son habituales.

Uno de los desarrolladores de estas terapias, MSD, asegura estar abierto a nuevas fórmulas de financiación para que estas puedan llegar a los pacientes... ¿Pero dónde estará el límite de la pérdida de rentabilidad a la que se enfrentan las farmacéuticas? Una nueva crisis de precios similar a la de la hepatitis C se avecina en el futuro, eso está claro, pero la sartén, más que nunca, está en la mano de las administraciones públicas.

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