El retraso diagnóstico de la infección por VIH constituye hoy en día uno de los mayores desafíos de este virus. Alrededor del 40% de los nuevos diagnósticos se realiza en un estadio avanzado de la infección, con el sistema inmunitario muy deteriorado o incluso con síntomas de enfermedad. Y ello tiene consecuencias graves, en ocasiones irreversibles, para los propios pacientes.

Saber que se es portador del VIH es fundamental, no solo por los beneficios para la propia salud, sino también porque se evita la transmisión del virus a otras personas. Por ello una de las estrategias dirigidas a que las personas seropositivas conozcan su situación es la promoción de los test rápidos de VIH.

En marzo de 2009, el Departamento de Salud y los colegios de Farmacéuticos del País Vasco pusieron en marcha una experiencia pionera en Europa: los test rápidos de VIH en oficinas de farmacia. El objetivo de esta iniciativa era facilitar el acceso a los test de VIH a las personas que hubieran tenido prácticas de riesgo.

En estos cinco años, en las farmacias del País Vasco se han realizado un total de 14.140 test. Ello nos da una idea de su aceptación por la población general. El 73% son hombres y el 27% mujeres; la edad media es de 35,7 años y los extranjeros suponen el 8%. El 19% de los test fue realizado a hombres que tienen sexo con hombres (HSH).

Las razones para realizarse el test han sido: penetración vaginal no protegida (53%), sexo oral (15%) y penetración anal sin protección (11%). El 48% no se había realizado previamente el test. Del total de test realizados en los cinco años, 131 han sido positivos, lo que significa una prevalencia del 0,9%.

La implementación de los test rápidos del VIH y de sífilis en las oficinas de farmacia es un programa innovador y eficaz, bien aceptado por los clientes, por los farmacéuticos y por los profesionales de Osakidetza.

Los aspectos más valorados por quienes se acercan a las farmacias son la rapidez en el resultado (44%), la accesibilidad tanto horaria como geográfica (35%) y el anonimato de la prueba (10%).

Desde mi punto de vista, probablemente uno de los aspectos de mayor valor y eficiencia haya sido que, a lo largo de estos 5 años, 14.140 personas con prácticas de riesgo para el VIH hayan recibido información y educación sanitaria sobre el VIH.

Las encuestas realizadas a los farmacéuticos participantes en el programa muestran aspectos muy positivos: se sienten útiles en la prevención del VIH y consideran que la experiencia refuerza su papel como agentes de salud comunitarios.

En resumen, esta experiencia ha permitido que personas que de otra forma no se hubieran realizado el test conozcan su situación respecto al VIH y puedan adoptar medidas tanto respecto a su salud como para evitar transmitir el VIH a otras personas.


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