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24 nov. 2014 10:36H
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Tres médicos especialistas en el estudio del cáncer, Josep M. Llovet, Josep Baselga y Manel Esteller, lideran el ranking de los investigadores biomédicos españoles más citados en la literatura científica mundial. La Vanguardia informa este lunes del ránking de los investigadores biomédicos más mencionados en el periodo 1997-2012. Entre las disciplinas en las que despunta nuestro país está la hepatología (estudio del hígado, la especialidad de Llovet, con una larga tradición en el hospital Clínic), la oncología (donde lideran el ranking los estudios de cáncer de mama de Josep Baselga y los de cáncer de pulmón de Rafael Rosell) o la hematología (con la escuela del hospital Clínic impulsada por Pere Farreras y Ciril Rozman). Manel Esteller, por su parte, es reconocido como referente en epigenética, es decir, el estudio de cómo el ambiente modula la actividad de los genes.

Dotar de mayor flexibilidad al CSIC a partir de la modificación de la Ley de Ciencia es uno de los planteamientos del Gobierno, según informa La Voz de Galicia. Esta medida sería “un regalo de cumpleaños” al centro, según reconoce su presidente, Emilio Lora-Tamayo al diario gallego. “El CSIC necesita una ley específica que contemple al consejo como la organización pública y científica que es y como el símbolo de la ciencia que todos los españoles identifican”, ha asegurado.

Según datos del estudio Prevalhep, la prevalencia de la infección por VIH en España en población penitenciaria en los últimos 20 años ha bajado del 40 al 10,8 por ciento. Una de las claves en la lucha contra el sida ha sido repartir jeringuillas nuevas a los drogodependientes internos en prisiones españolas, según informa El Mundo. Pero la lucha contra el estigma de estos enfermos y su posterior reinserción en la sociedad siguen siendo dos de los problemas en los que aún se debe trabajar. Tal y como señala el subdirector general de coordinación de Sanidad Penitenciaria, José Manuel Arroyo Cobo, “en la cárcel no se acaba nuestro trabajo, que debe enlazar con los servicios de la comunidad que van a necesitar los seropositivos internos una vez que salgan de prisión”.

ABC dedica sus páginas de Ciencia al síndrome de Tourette responsable de que fallen los mecanismos cerebrales de autocontrol de forma permanente y se digan palabras obscenas. “La ira o cualquier emoción intensa se experimenta en áreas subcorticales, y estas pueden bloquear la capacidad de integración, regulación y autocontrol del lóbulo prefrontal”, explica al diario la psicóloga Leticia Vázquez, de Psicólogos Eleva. Una vez que se alcanza ese estado de enfado, tal como se explica en ‘Psicobiología de la violencia’, editado por Luis Moya Albiol, “la ira o cólera reflejaría un estado de activación que implica patrones particulares del sistema nervioso autónomo (SNA) y del tono muscular, que darían lugar a una disminución en el umbral para la agresión”.

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