EDITORIAL
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4 nov. 2014 21:59H
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Castilla-La Mancha ha sido una de las autonomías más castigadas por la crisis y su sistema sanitario no ha sido la excepción en un período de duros ajustes y tremendas dificultades económicas que, por momentos, hicieron peligrar la propia viabilidad de un sector que, desde siempre, había sido fuente de actividad y crecimiento. El PP, que llegó al Gobierno de la región en 2011 por primera vez en su historia, tuvo que afrontar una situación complicadísima, de la que apenas había certeza de cómo gestionarla. Pues bien, casi acabada la legislatura es posible afirmar que el gobierno regional, gracias a la consejería encabezada por el incombustible José Ignacio Echániz, ha logrado estabilizar el sistema y evitar su colapso. Lo cual, como logro político y al margen de otras consideraciones, no es nada desdeñable.

Después de años de estrecheces, la sanidad regional en su conjunto bien merecía un homenaje, y este ha sido posible gracias a la convocatoria de Sanitaria 2000, editora de Redacción Médica, que ha llevado su exitosa serie Premios a la Sanidad hasta Castilla-La Mancha. Patrocinados por Roche y Linde Healthcare, los galardones han vuelto a mostrar que la región está sobrada de buenas prácticas y de buenos profesionales que merecen el aplauso colectivo.

El consejero Echániz ha tenido la paciencia y la consideración de referirse uno a uno a los premiados, que respondían a 16 categorías y a dos reconocimientos especiales. Para todos ellos ha tenido palabras de elogio puesto que sabe a ciencia cierta que aquí está la clave del resurgir de la sanidad castellano-manchega: en la capacidad, en la iniciativa y en la profesionalidad de sus recursos humanos.

Pero además, la consejería ha conseguido impulsar medidas serias, rigurosas y eficaces para conformar una respuesta integral frente a la crisis que, a la postre, ha terminado de dar sus frutos. Unos resultados que llegaron incluso antes de lo previsto, evitando así la adopción de otras medidas adicionales que, a buen seguro, hubiera sido difícil asumir e interiorizar y, desde luego, hubieran desgastado el capital político que el consejero Echániz se ha ganado en buena lid en esta trepidante legislatura.

La sanidad regional está viva, ha exclamado en un momento de su intervención el consejero. Y lo ha dicho con la energía del que se sabe a salvo de una situación muy comprometida pero también del que es capaz de mirar hacia el futuro con esperanza y motivación. Porque un somero repaso a los ganadores de los Premios permite pensar que en la sanidad de Castilla-La Mancha hay muchas cosas que ya se hacen bien, pero hay muchas otras que están pensadas para hacerse mejor, con tiempo, con recursos y con respaldo institucional.

El tiempo dirá cuál es el futuro político que, dentro de solo unos meses, le aguarda a Castilla-La Mancha. Pase lo que pase, de lo que no hay duda es de que el PP ha demostrado que la alternancia en la región es posible (además de saludable, como siempre). Y el consejero Echániz ha evidenciado que sigue en plena forma política y que su contribución al equilibrio de la sanidad castellano-manchega deberá ser siempre reconocido y recordado.

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