EDITORIAL
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19 jul. 2015 19:40H
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Justo antes del primer gran éxodo vacacional de este verano, el Consejo Nacional de Especialidades de Ciencias de la Salud (Cnecs) ha dado un paso de gigante con la elección de su nueva presidenta, Pilar Garrido, máxima responsable asimismo de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y de la Comisión Nacional de la Especialidad de Oncología. Garrido llega para  sustituir a Alfonso Moreno, farmacólogo clínico y ‘el hombre de las especialidades médicas’ casi desde que el sector sanitario tuvo uso de razón.

Se va un protagonista de la sanidad de los de toda la vida, con un importantísimo bagaje a sus espaldas y no pocos hitos en el Sistema Nacional de Salud (SNS). El último, llevar a buen término la aprobación de la troncalidad, la revolución más profunda del sistema formativo médico español desde la introducción del sistema MIR. A falta de su desarrollo, primer y gran reto para Garrido,  Moreno puede apuntarse el tanto de haber llevado a buen puerto la publicación de una reforma marco que ha logrado aunar, salvo contadas excepciones, las sensibilidades de todas las especialidades médicas del país.

Queda el rodaje por delante, pero ahí Garrido no viene de nuevas. Su excelente labor con el programa formativo de la SEOM ha sido, junto con su dilatada trayectoria profesional en Oncología, su principal aval para ganar con margen las elecciones a la presidencia del Cnecs. Y es que de Garrido se espera mucho. Además de ser la primera presidenta de la historia de los oncólogos españoles, ahora es la primera del Consejo de Especialidades. Una marca que, más allá de la perspectiva de género, también es síntoma del salto hacia adelante dado por la Oncología de nuestro país en la última década.

Los avances científicos apoyados debidamente por la industria y la labor incesante de los investigadores han sido un acicate para los oncólogos, que ahora puede disputar el liderazgo a otras especialidades. De hecho, visto el sprint de la Oncología Médica, la profesión está al albur de un nuevo escenario en el que lo que dicen los cardiólogos ya no va a misa. Lejos de las diferencias entre especialistas, lo que está claro ahora es que el Ministerio debe seguir la estela evolutiva de los profesionales y desterrar la idea de que los organismos consultivos que le asesoran están ahí solo para figurar.

El Cnecs merece un verdadero protagonismo que supere sus tareas tradicionales. La más visible, la de hacer de filtro de todas las comisiones nacionales a la hora de transmitir al equipo ministerial el número de plazas MIR que desea cada colectivo para su especialidad; un arduo esfuerzo para que luego las comunidades hagan caso omiso de las recomendaciones. Eso ha cambiado. El Ministerio de Sanidad ya tiene potestad para ajustar la oferta de plazas, y debe apoyarse en lo que le diga el Cnecs para hacerlo si quiere obtener el respaldo de los médicos a sus decisiones. En definitiva, escuchar su voz, que ahora representa Garrido, y dejar constancia a todos los médicos de que el Consejo Nacional de Especialidades está ahí, para velar por que la formación médica española siga siendo la número uno, la que da lustre a la joya de la corona de nuestro Estado de Bienestar.

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