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21 sept. 2014 10:39H
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Por Fidel Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Enfermería Familiar y Comunitaria (SEEFyC)


Este año la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria ocupa el segundo puesto en el “ranking” de las plazas ofertadas por el sistema EIR para los enfermeros de este país. A priori, esta noticia puede ser considerada buena, puesto que aumentan las posibilidades de formar más especialistas en nuestra especialidad, pero enseguida nos surge una pregunta: dentro de dos años, cuando estos enfermeros terminen su especialización, ¿dónde ejercerán su especialidad? No hay respuesta por parte del Ministerio ni de las Comunidades Autónomas y eso que son estas administraciones las que convocan unas plazas para una formación avanzada, diríamos que de élite,  pero que no se traducirá en un beneficio inmediato para los pacientes.

Por un lado, estamos satisfechos de que el proceso de especialización en el plano académico siga su curso, pero por otro, estamos muy decepcionados porque existe  un claro problema de ineficiencia de todas las Administraciones (y de sus gestores) encargadas de convocar la prueba de evaluación de la competencia, que enquista todo el desarrollo de la enfermería de Familiar y Comunitaria, no citando para su realización a todos aquellos profesionales que se presentaron a la misma, sean el número que sean.  Además, nos quejamos de la incapacidad manifiesta de las Comunidades Autónomas para la creación de categorías y plazas de especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria.

Estamos perplejos por la incapacidad de las Administraciones para aclararse con el modelo que quieren implantar en Atención Primaria con las enfermeras que ya están y las que ahora se forman como Especialistas de Familiar y Comunitaria. Perplejos, por como retrasan el 'problema' años y años, incumpliendo las leyes  y los plazos que en ellas se dieron los distintos Gobiernos que las promovieron.

Ineficiencia probada: quienes esperan para convertirse en especialistas llevan esperando más de ocho años, y según las noticias que nos llegan, deberán seguir esperando hasta después del año 2017 para acceder a la especialidad por la vía extraordinaria, y los que ya son especialistas deberán seguir esperando a que los que acceden a la titulación, haciendo la prueba de evaluación de la competencia, resuelvan su problema.

Ya sabemos que la enfermería para este Gobierno y los Gobiernos de las distintas Comunidades Autónomas no es prioritaria, por lo que mucho nos tememos, que  tras el anuncio de los nuevos recortes, con los que el presidente Rajoy pretende  ahorrar 37.620 millones y “tener una Administración cada día más ágil, más eficiente y más cercana al ciudadano, una Administración que haga más con menos”, lo que tenemos que hacer ahora los enfermeros y enfermeras de este país (que no deben ser ciudadanas del  mismo) es volver a creer en las utopías.

Si con los recursos actuales, los plazos para concretar nuestro modelo de post- especialización y de servicio a los ciudadanos se alarga (no hay garantías que este plazo sea el definitivo) hasta el 2017, cómo con menos recursos (los actuales ya han demostrado su ineficiencia, no han hecho más con menos) se van a respetar los plazos. No nos lo podemos creer, solo podemos entender que una convocatoria creciente de plazas de enfermeros Especialistas en Familiar y Comunitaria obedece, a que se obtiene un plus de personal  'low cost', o dicho de otra forma, a un ahorro en gasto de personal  por entender a los enfermeros residentes como mano de obra barata. Cuestión que ha animado a las Comunidades Autónomas a acreditar y convocar más plazas.

Es una pena que se capacite a todos estos profesionales para ejercer una serie de competencias que mejorarían la salud de las personas y que dentro de dos años, cuando terminen su formación, se les abandone a su suerte.

Qué falta de planificación, qué ineficiencia la de nuestros gobernantes y gestores, que hace que se despilfarre un capital humano, profesional, científico  y económico.

Que el cielo los juzgue. A nosotros, decepcionados y aburridos, solo nos queda seguir,  de forma tozuda y persistente, reivindicando a los Especialistas de Enfermería Familiar y Comunitaria, reivindicando sus plazas, reivindicando su necesidad para el Sistema  y seguir sumando, pues más, haremos mucho más.
 

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